miércoles, 25 de noviembre de 2009

NOBLEZA

Hombre que al monte vas, el hacha en ristre
no maceres mi carne, no me dañes
el dañar por dañar es siempre triste
y tú eres destructor aunque te engañes.

Yo soy noble, soy leal, soy constructivo;
si algo quieres de mí útil o hermoso
hombre… yo te lo doy, yo soy tu amigo
y de serlo me siento vanidoso.

Yo te doy lo perfumes de mis flores,
la delicia sin par de dulces frutos,
los aromas del bosque embriagadores
en átomos de efluvios diminutos.

Te doy mi sombra si el calor te agobia,
curo tu herida con mi sabia fresca,
puedo escribir en mí toda tu historia;
¿Qué más quieres tú hombre… que te ofrezca?

La cuna de tus sueños infantiles
formaron con las tablas de mi entraña
y fueron para ti frescos rediles
y de tu exploración primer campaña.

Soy leña de tu hogar cuando hace frío
el remo de tu barca que se agita
con rítmico vaivén cruzando el río
o cruzando la mar que es infinita.

La mesa donde comes, soy sumisa
y de tu descanso catre o cama
soy tu silla o sillón, soy la repisa
donde velas al santo que te ama.

Soy juguete que alegre se desliza
en la mano infantil que lo atesora
herramienta de aquel que me utiliza
o mueble de belleza encantadora.

Objeto musical: marimba, piano,
clave sonora que a bailar invita,
guitarra que en su vientre puro y llano
vuelca la inspiración más exquisita.

Soy en fin el hogar que te cobija
y me siento feliz si tú me miras
y en servirte mi empeño se prolija
y purifico el aire que respiras.

Soy la tabla final que triste baja
hasta el fondo del hoyo que te espera,
soy comida y amor, soy tu mortaja;
¿Dudas hombre que soy quien más te quiera?

No me destruyas, no… porque algún día
si me matas a mí, la muerte es tuya
que causar destrucción, causa sería
que lo mismo que causas… te destruya.

1982
“A LA MEMORIA DE UN PADRE MALVADO”


Aquí estás frente a mí, triste despojo
y no siento por ti ni amor ni odio,
no sé si la dureza en que me acojo
me ubica sobre ti como en un podio.

Es que siento tal vez, que lo que hiciste
de mi vida, de infancia destrozada
me ha dejado una huella sólo triste
y un alma taciturna y despiadada.

Y aquí sin nada, sin lazos, sin afectos
que pudieran zanjar nuestra distancia
sólo bullen y brotan tus defectos
que fueron sufrimientos de mi infancia.

Aquellos latigazos en mi espalda,
los golpes que me diste sin empacho;
ese dolor que a mi recuerdo escalda
me marcaron tu estirpe de borracho.

Tu tacañez, tu estupidez, tu fobia,
tu machismo absoluto e intocable
me marcaron con marca que me agobia
por tu actitud infame y deleznable.

Por eso aquí, ante tu cuerpo inerte,
te miraré partir con mi desprecio
insensible a tu sino o a tu muerte.
Esto es lo que lograste, ése es tu precio.

Porque en mí nada existe que te extrañe
no siento nada ante tu cuerpo yerto
sobre ti no hay ni sombra que me atañe
sólo desprecio inmenso, ciego y cierto.

Sólo desprecio, sí. Hoy lo comprendo.
Ni mencionarte puedo como padre
después que hiciste mi destino horrendo,
mi destino, y también el de mi madre.

Mi madre, que abnegada y soportando
tu maltrato tan vil, tan iracundo,
no soportó su cruz, se fue apagando,
y al fin dejó su miserable mundo.

Mis hermanos y yo, por la vida rodando;
y tus cuates y tú, tomando mucho vino
y todos los actores nos fuimos alejando
siguiendo cada quien los pasos del destino.

Yo logré superar el trauma amargo
que marcó mi niñez con firme aliento.
De ti no supe más, sólo ausencia y letargo.
Indiferencia, ahora, es todo lo que siento.

La vida yo he vivido con mesura
me casé, tuve hijos, soy dichoso
a todos ha servido mi ternura
y disfruté el amor maravilloso.

He volcado en mi esposa y en mis hijos
cada instante, cada noche, cada día
nobles instintos, sentimientos fijos
y el poco amor que en mi existencia había.

Y ese amor fue creciendo. ¡Ardua lucha!
yo gané con amor sus corazones
y la piedad al fin se me hizo mucha
y terminé ganando sus razones.

He dado a los demás lo que no tuve,
comprensión, atención, amor sublime
al mismo tiempo mi autoestima sube
y el conflicto de mi alma se dirime.

Sin embargo, por ti no siento nada,
nada que pueda parecer aprecio
en mi vida tu imagen malhadada
sólo me inspira sequedad, desprecio.

Fuiste tú triunfador con fuerza bruta
sobre indefensos seres doblegados
sólo dejaste daños en tu ruta,
sólo resabios en todos bien ganados.

Con tus azotes diarios me traumaste
tanto así, que no sé cómo es que existo
la furia que en nosotros descargaste
me hizo no creer jamás en Cristo.

Tal vez también por eso no he podido
incluir al perdón mis avatares
me volviste insensible a lo vivido
alejándome así de los altares.

Muchas veces pensé dejar el mundo
clavándome un puñal dentro del pecho
al verte que llegabas iracundo
para azotar a todos sin derecho.

Por eso en el horror de mi suplicio
destrozaste la fe que yo tenía,
Dios nunca pudo moderar tu vicio
Ese Dios en que en vano yo creía.

Tú me robaste todo, todo, todo,
con tu infame rencor, burdo, asesino.
Mi corazón traumaste de tal modo
que me niego a creer en lo divino.

Ya de grande yo nunca pude hallarte
para estar frente a ti de hombre a hombre
para poder por fin a ti pagarte
con la misma moneda, aunque te asombre.

Y tal vez fue mejor, hoy que lo pienso
porque en aquellos tiempos yo te odiaba
pudiera ser que mi rencor inmenso
se manchara en tu sangre despreciada.

Pero ya no hay rencor, ni odio, ni nada,
hoy que miro impasible tu carroña;
la deuda que dejaste está saldada
ya nunca más el odio me emponzoña.

Sólo siento en el alma gran vacío,
no me remuerde nada la conciencia,
si de tanto sufrir he sido impío
hoy me queda nomás… indiferencia.

Si existe Dios, si acaso me está viendo,
no le voy a rezar, se me ha olvidado,
mas le quiero decir que estoy haciendo
todo, para olvidarme del pasado.

Mas no pido perdón, no me arrepiento,
al pasado sepulto en el olvido
si merezco castigo a lo que siento
ha de ser que lo tengo merecido.


“No es padre, el que te da su sangre;
sino el que te da su vida”

Efraín Alatriste Nava
Nov./2005

viernes, 20 de noviembre de 2009

"...y comenzando por el principio..."

ESTAN TRISTES MIS ALAS


Ayer quise volar como antaño lo hacía
surcando mis confines como el viento ligero
pero iluso mi afán, se volvió fantasía
ya se fue la ilusión y yo en vano la espero.


Ya no puedo volar, porque tengo las alas
tan mustias y maltrechas que hasta pena me dan
han perdido las pobres con sus mejores galas
la fibra la esperanza, que en el tiempo se van.


Ya están tristes mis alas, inermes y tullidas
tanto así que no pueden el vuelo levantar
laceradas se encuentran por todas las heridas
que unas almas malvadas les pudieron causar.


Es en vano me esfuerce, por vencer los dolores,
es en vano que olvide lo malo que me asiste
me han golpeado muy fuerte, hipócritas amores
por eso están mis alas como yo estoy de triste.


Y este ingrato marasmo que las alas me ata
es tremendo castigo por el cual yo fenezco
a mis alas inermes la tristeza les mata,
es horrible castigo... pero yo lo merezco.


1962

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Hola, soy Efraín Alatriste Nava

Este es mi nuevo blog, "mis alas tristes", titulado como mi segundo libro; en el cual publicaré semanalmente algunas de mis poesías y en donde también podremos comentar y compartir todo lo relacionado con la poesía.